Temperaturas intensas en la Comuna 10 La Candelaria
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En Medellín, la temperatura que recordamos desde hace 40 años no sobrepasaba los 24 grados centígrados, máximo 26. Hoy no baja de 28 y 32 grados e incluso más si medimos las “islas de calor” en la Comuna 10 La Candelaria.
Desde el Sistema de Alertas Tempranas del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Siata), se anunció que en lo corrido del mes de septiembre se alcanzaron “temperaturas de hasta 32 grados centígrados, un registro que se iguala a los máximos históricos alcanzados durante el mes de septiembre durante los últimos ocho años.” (El Colombiano, 18 de septiembre de 2024).
La deforestación y la violenta pérdida de capa vegetal no solo se presenta en los campos antioqueños. También la ciudad sufre sus consecuencias, pues con el aumento desmesurado del parque automotor, la consiguiente urbanización para sostenerlo y la polución que desprende, más el incremento de la población y por ende de la necesidad de construcción de viviendas y dotación de servicios, contribuye al cambio climático urbano. El cambio de vocación industrial de Medellín por el comercial, de servicios y ahora el turístico, impulsa la desaparición de grandes áreas de contención climática por cuenta de enormes centros comerciales, hotelería y transporte. El urbanismo desenfrenado (caso El Poblado y Pajarito) y otras zonas citadinas incluyendo las grandes obras de infraestructura de la ciudad, por importantes que parezcan, le causan un daño irrecuperable al ambiente de frescura de la desaparecida Ciudad de la Eterna Primavera. No se subsana la desaparición de la capa verde y de la anterior floresta, con la misma rapidez en que se edifica y urbaniza.
La presión de intereses y necesidades sobre el suelo urbano disponible otrora verde y reforestado en barrios tradicionales, más una actitud laxa de las oficinas de planeación y las curadurías urbanas, frente a la destrucción a la vista de barrios de arquitectura patrimonial que debieran estar protegidos (caso San Benito) y la invasión de áreas de retiro e inestables de las cuencas hidrográficas con loteos y reloteos ilegales, ayuda al aumento de la sensación térmica elevada que se siente en el llamado centro, permitiendo el mayor desorden urbanístico y la disminución de la calidad de vida de los habitantes.
Entre los detonantes de las fuertes variables climáticas que se sienten en la Comuna 10 La Candelaria y que afecta la salud de los residentes, se encuentra la contaminación producida por el imparable crecimiento del número de vehículos que transitan y parquean diariamente, al emitir gases de efecto invernadero (GEI) sobre la ciudad en altos índices que equivalen al 98% del monóxido de carbono, el 86% de los óxidos de nitrógeno, el 74% de compuestos orgánicos volátiles, el 79% del material particulado y el 72% del dióxido de nitrógeno. Busetas, camiones y motos permanecen largo tiempo con el motor encendido sin necesidad, además.
De lo anterior se desprende lo significativo que puede ser la existencia de la política pública de movilidad y ambiente y su actualización permanente adoptada por el Municipio de Medellín, al darle prioridad al transporte público y al uso masivo de la bicicleta, pues hasta ahora han prevalecido los intereses ligados a la dupla cemento-gasolina y primado el interés particular sobre el general, en desmedro de los derechos colectivos de la población a un ambiente sano y a un futuro mejor. Situación que debe revertirse drásticamente para evitar un “no futuro” devastador.
Las comunidades -nos instan los mandos de poder-, debemos aportar más para disminuir las secuelas de estos fenómenos climáticos, aparte de las cargas sociales y económicas que nos depara una mala administración de los recursos naturales e hídricos.
Podemos y debemos ahorrar agua y energía, pero no por cuestiones económicas, que ya lo hacemos, sino por la conciencia social de que son recursos que la humanidad necesita para su supervivencia y deben ser luchados, usados y administrados con responsabilidad, dentro de un nuevo orden y modelo económico social, pues el estereotipo neoliberal actual ha fracasado rotundamente y mantiene en peligro la existencia de la humanidad en nuestra única casa sideral, el planeta Tierra.
Maratón mundial por el derecho a la vivienda y contra los desalojos
La Campaña Mundial Cero Desalojos que se llevará a cabo el próximo 11 de octubre en Padua, Italia, contará con la inclusión de casos de Medellín y de La Ceja, por las comunidades que se han visto afectadas por la degradación urbana, la gentrificación y por razones sociales y económicas, cuando sus propietarios e inquilinos se ven amenazados y forzados a abandonar sus casas y venderlas a menos precio. El ruido también afecta ostensiblemente el disfrute de los derechos asociados a la vivienda, señalados en la Constitución de Colombia y en otros instrumentos internacionales, porque está causando cada vez más conflictos, desalojos y desplazamientos, sin la debida atención oficial y ciudadana, inclusive.
Este evento es organizado por la Alianza Internacional de Habitantes (https://esp.habitants.org) y su red global de defensores de la vivienda con asiento en 45 países, entre ellos Colombia. A la AIH se le informó sobre el apoyo a la campaña nacional del Proyecto de ley contra el ruido que se adelanta en el Senado de la República, texto al que se ha contribuido desde Medellín y La Ceja, por cuanto este flagelo causa desahucios y abandono de territorios. El derecho a la vivienda digna en términos integrales contiene el precepto del ambiente sano en paz y tranquilidad, que debe protegerse para no afectar los demás derechos humanos.